Cuando decides dejarlo todo y comenzar de nuevo, la mente y el cuerpo resucitan desde las cavernas oscuras y agrietadas, asciendes por el camino del llanto hasta llegar al portal de tu destino. Me levanté a la aurora para buscar mi rumbo, perdida en el silencio de la noche, entre melodías y copas, entre sollozos y piel desvanecida, cansada de tanto empujar, sigo en tu busca.